La historia de la antigua unitas fratrum (1457-1722)La Hermandad Bohemia es un eslabón en una cadena de Iglesias Restauradas que se inician con Wyclif (1324-84) y que llegan a nuestros días. Las ideas del inglés encontraron eco en Hus, y Bohemia mostró ser mejor tierra para su crecimiento que Inglaterra. Wyclif y Hus fueron movidos por un deseo sincero de reformar la Iglesia de su tiempo; los dos se convirtieron en padres de dos nuevos grupos semejantes a los antiguos Cataros, los Lolardos y los Husitas. El primero fue acosado hasta su extinción en Inglaterra por los gobernantes católicos; el último prosperó en Bohemia, gracias al apoyo nacional y real. La condena a la hoguera de John Hus por su adhesión a las condenadas doctrinas de Wyclif (en Constanza el 6 de julio de 1415) fue considerada un insulto a la fe de la nación bohemia que, desde que su primera conversión al Cristianismo, nunca se había desviado de la verdad. La Universidad de Praga avanzó audazmente a vindicar al hombre y sus doctrinas; los partidarios de trabajar para reformar la Iglesia desde dentro rechazaban ahora la autoridad de la Iglesia y se convirtieron en la disidencia husita. De inmediato crecieron las divisiones entre sus miembros. Algunos se apartaron completamente de la autoridad de la Iglesia Romana y no admitieron ninguna relación con el Papado y mantenían el casamiento obligatorio para los sacerdotes; otros sólo exigieron la comunión bajo las dos especies para los laicos y la predicación libre del Evangelio, con algunas reformas menores. Los primeros, que se reunieron para el culto en el "Monte Tabor", fueron llamados Taboritas; los últimos recibieron el nombre de Calicistas, es decir, los partidarios del Cáliz. Mientras tuvieron un enemigo común para luchar lo hicieron juntos bajo la dirección de un hombre extraordinario, John Trocznowski, conocido como Zizka (el tuerto), y durante quince años tuvo más de un enfrentamiento con los ejércitos imperiales y los cruzados papales enviados para aplastarle. La paz fue a la larga conseguida, no por la fuerza de las armas sino por las hábiles negociaciones que dieron lugar al "Pacto de Basilea" (30 de noviembre de 1433). El acuerdo se debió principalmente a las concesiones hechas a los Calicistas; tuvo poco o ningún beneficio para los Taboritas. El descontento llevó a una enemistad que terminó en la Batalla de Lipania (30 de mayo de 1434) con la muerte de Procopio, el líder de los Taboritas y la extinción casi total de este grupo. El pequeño remanente, demasiado insignificante para jugar un papel en la política, se ocultó en la vida privada, consagrando todas sus energías a la religión. En 1457 se formó una fracción bajo el nombre de “Unión de la Hermandad” (Unitas Fratrum) que se conoce generalmente como Hermandad Bohemia. Sus contemporáneos acuñaron para ellos varias designaciones despectivas, como Jamnici (los moradores de las cuevas) y Pivnicnici (los hombres de la cervecería), Hermandad de Bunzlau, Picardos (corrupción de Pickarts), etc.
El creador de la nueva secta fue el monje Gregorio, sobrino del principal predicador de los Calicistas, Rokyzana, cuya mente se imbuyó con la convicción de que la Iglesia romana estaba inevitablemente y desesperadamente corrupta. Gregorio decidió retornar a la iglesia de acuerdo con las ideas de su tío y de las suyas propias acerca de lo que debía ser una iglesia perfecta. A través de la influencia de Rokyzana , obtuvo permiso del gobernador Jorge von Podiebrad para organizar una comunidad en el pueblo de Kunwald cerca de Senftenberg. Miguel, párroco de Senftenberg, y Matías, un granjero de Kunwald, se unieron a Gregorio y pronto la comunidad contó con varios miles de miembros. Los dogmas que les distinguían en este período inicial eran: la abolición de todas las distinciones de rango y fortuna, el nombre de cristiano era la única dignidad para todos; la abolición de los juramentos, del servicio militar, etc. El gobernador von Podiebrad mantuvo una estrecha vigilancia sobre la creciente comunidad. En 1461 arrestó a Gregorio y a varias personas más, bajo sospecha de reavivar la herejía de los Taboritas. Los acusados admitieron que ellos habían compartido el pan y el vino en sus reuniones nocturnas como comida común y no como misterio eucaristico. Fueron liberados pero, para evitar interferencias futuras, Gregorio y sus compañeros huyeron al Señorío de Reichenau dónde vivieron ocultos en las montañas. Allí, en 1464, se mantuvo una asamblea secreta de las Hermandades de Bohemia y Moravia en la que aceptaron como base de su credo la doctrina de que la justificación se obtiene a través de la fe y la caridad y confiere la esperanza de la salvación eterna. Se requirió a los ricos que abandonaran sus riquezas y la pompa mundana y vivieran en una pobreza voluntaria. Los hermanados entregaban sus propiedades privadas en beneficio de la Hermandad. Cualquiera que no observara la unidad entre fe y práctica era separado de la comunidad.
Entretanto la persecución continuó. Los presbíteros Utraquistas (Calicistas) negaron los Sacramentos a la Hermanad. Por lo que éstos fueron obligados a constituir un sacerdocio de su propio credo. Fueron elegidos un obispo y varios sacerdotes a suertes y la separación de los Utraquistas se consumó. El cabeza de los valdenses austriacos, que había recibido la consagración de un verdadero obispo católico romano, ordenó obispo al ex-párroco, Miguel, y éste consagró obispo a su amigo, Matías y ordenó a varios sacerdotes. El nuevo obispo Matías de Kunwald reordenó a su consagrador, para convertirlo en un verdadero sacerdote de la Hermandad. Esto ocurrió en 1467 en el Sínodo de Lhotka, cerca de Reichenau dónde también se rebautizó a todos los presentes. La brecha con Romanistas y Utraquistas estaba completa y la Hermandad comenzó a ordenar su comunidad según el modelo de "la primitiva iglesia”. El gobierno centrado en un concilio presidido por un juez. Cuatro ancianos, o superiores, ejercían el poder episcopal. Los presbíteros no tenían propiedades y fueron animados al celibato. Se exigía la más estricta moralidad y modestia del creyente. Fue prohibido todo acto con apariencia de lujo; sólo se permitían los juramentos y el servicio militar en casos muy excepcionales. Los pecados públicos debían ser confesados públicamente, y eran castigados con multas eclesiásticas o expulsión. Un comité de mujeres vigilaba con severidad implacable la conducta de sus hermanas.
Una nueva persecución siguió rápidamente al sínodo de Lhotka. La Hermandad defendió su causa con copiosos escritos, pero en 1468 muchos de ellos fueron encarcelados y torturados, algunos fueron quemados en la hoguera. La muerte del gobernador Jorge von Podiebrad en 1471 trajo algún alivio. El Hermano Gregorio murió en 1473. Desde 1480 Lucas de Praga se convirtió en su líder. Gracias a él y a la tolerancia concedida a la Hermandad por el rey Ladislao II, ésta aumentó rápidamente en número. A finales del siglo quince había 400 comunidades. El intento del Papa Alexandro VI de reconvertir a la Hermandad (en 1499) se mostró inútil. Justo en este momento, unas rencillas internas en la "Unión de la Hermandad" llevaron a una nueva persecución. Los Amositas, llamados así por su líder, el Hermano Amos, acusaron las hermandades más moderadas de fomentar una oposición violenta al Gobierno en imitación a sus antepasados espirituales, los Taboritas. El rey Ladislao II emitió un decreto prohibiendo las reuniones de la Hermandad con la amenaza de graves sanciones. En muchos lugares, sin embargo, el decreto fue desoído y poderosos terratenientes continuaron protegiendo la Hermandad. Una vez más el rey acudió a medidas más apacibles. En 1507 invitó a los jefes de la Hermandad a encontrarse con los Utraquistas para dialogar en Praga. La Hermandad envió a unos compañeros toscos, iletrados, incapaces de dar la respuesta a las preguntas de los profesores. El rey consideró esto como un insulto y pidió suprimir todas las reuniones de los “Picardos", quemar todos sus libros y encarcelar a todos los recalcitrantes (1508).
La Hermandad comenzó a buscar la simpatía extranjera. Erasmo los felicitó por su conocimiento de la verdad, pero se negó a comprometerse con ellos más allá. Lutero objetó a su doctrina sobre la Eucaristía, a la práctica de rebautizar, y a la creencia en los siete sacramentos. El hermano Lucas respondió con una agudo escrito y, habiendo comprobado el bajo nivel de disciplina eclesial entre los luteranos de Wittenberg, cesó todos los esfuerzos de unión. Al mismo tiempo (1525) Lucas rechazó las doctrinas de Zwinglio que alguna Hermandad estaban intentando introducir. Tras la muerte de Lucas (1528) el gobierno de la Hermandad pasó a manos de hombres apegados a la teologia, entre los cuales el más notable fue John Augusta. Augusta volvió a abrir las negociaciones con Lutero y modificó su credo y así que ganó la aprobación del reformador, pero la unión de las dos iglesias fue de nuevo impedida por la baja disciplina moral de los luteranos en Bohemia y Moravia. Augusta abogaba por una disciplina eclesial más estricta, pero Lutero lo despidió, diciendo: "Sea usted el apóstol de los bohemios, yo seré el apóstol de los alemanes. Haga como manden las circunstancias, nosotros haremos el mismo aquí" (1542). Pronto los estados bohemios fueron llamados por Carlos V a unirse en su guerra contra la liga de Esmalcalda. Los Católicos y antiguos Utraquistas obedecieron, pero los protestantes bohemios, habiéndose reunido en casa del hermano Kostka, establecieron un gobierno provisional compuesto de ocho miembros, cuatro de los cuales pertenecían a la Hermandad, y nombraron un general para llevar a los rebeldes armados a Sajonia contra el emperador. La victoria de Carlos sobre los esmalcaldianos en Muhlberg (1547) no dejó a los rebeldes más elección que someterse a su rey, Fernando I. La Hermandad, que habían sido la cabeza instigadora de la rebelión, fue condenada ahora a la extinción. John Augusta y Jacob Bilek, fueron a prisión; las reuniones de la Hermandad fueron prohibidas en todo el reino; aquéllos que se negaron a someterse fueron desterrados. Muchos se refugiaron en Polonia y Prusia (1578); aquéllos que permanecieron en el país se unieron, al menos pro forma, al partido de los Utraquistas. A causa de la indulgencia de Maximiliano II y la propensión hacia los protestantes, la dieta Bohemia de 1575 redactó la “Confesión de fe Bohemia" en la que los principios de la Hermandad encontraron a expresión junto con los de los luteranos. Bajo Rodolfo II (1584) la persecución resurgió y duró con mayor o menor intensidad hasta 1609, cuando la Carta constitucional de Rodolfo II concedió el ejercicio libre de su religión a todos los protestantes. Pronto, sin embargo, el cese de la opresión externa hizo que la disensión interior apareciera entre los protestantes. Un consistorio, compuesto de luteranos y Hermanos, fue incapaz de mantener la paz y la unión entre los dos grupos. Fernando II, después de su victoria sobre los bohemios rebeldes en la Montaña blanca, cerca de Praga (1620), les ofreció la opción entre el Catolicismo y el destierro. Muchas hermandades emigraron a Hungría, pero un número mayor al norte de Polonia dónde se establecieron en Lissa . Hay incluso hasta el momento en ese distrito siete comunidades que se llaman Hermandad. En la Silesia prusiana hay también tres comunidades de la Hermandad que proclaman su descendencia de la antigua Hermandad Bohemia.
El creador de la nueva secta fue el monje Gregorio, sobrino del principal predicador de los Calicistas, Rokyzana, cuya mente se imbuyó con la convicción de que la Iglesia romana estaba inevitablemente y desesperadamente corrupta. Gregorio decidió retornar a la iglesia de acuerdo con las ideas de su tío y de las suyas propias acerca de lo que debía ser una iglesia perfecta. A través de la influencia de Rokyzana , obtuvo permiso del gobernador Jorge von Podiebrad para organizar una comunidad en el pueblo de Kunwald cerca de Senftenberg. Miguel, párroco de Senftenberg, y Matías, un granjero de Kunwald, se unieron a Gregorio y pronto la comunidad contó con varios miles de miembros. Los dogmas que les distinguían en este período inicial eran: la abolición de todas las distinciones de rango y fortuna, el nombre de cristiano era la única dignidad para todos; la abolición de los juramentos, del servicio militar, etc. El gobernador von Podiebrad mantuvo una estrecha vigilancia sobre la creciente comunidad. En 1461 arrestó a Gregorio y a varias personas más, bajo sospecha de reavivar la herejía de los Taboritas. Los acusados admitieron que ellos habían compartido el pan y el vino en sus reuniones nocturnas como comida común y no como misterio eucaristico. Fueron liberados pero, para evitar interferencias futuras, Gregorio y sus compañeros huyeron al Señorío de Reichenau dónde vivieron ocultos en las montañas. Allí, en 1464, se mantuvo una asamblea secreta de las Hermandades de Bohemia y Moravia en la que aceptaron como base de su credo la doctrina de que la justificación se obtiene a través de la fe y la caridad y confiere la esperanza de la salvación eterna. Se requirió a los ricos que abandonaran sus riquezas y la pompa mundana y vivieran en una pobreza voluntaria. Los hermanados entregaban sus propiedades privadas en beneficio de la Hermandad. Cualquiera que no observara la unidad entre fe y práctica era separado de la comunidad.
Entretanto la persecución continuó. Los presbíteros Utraquistas (Calicistas) negaron los Sacramentos a la Hermanad. Por lo que éstos fueron obligados a constituir un sacerdocio de su propio credo. Fueron elegidos un obispo y varios sacerdotes a suertes y la separación de los Utraquistas se consumó. El cabeza de los valdenses austriacos, que había recibido la consagración de un verdadero obispo católico romano, ordenó obispo al ex-párroco, Miguel, y éste consagró obispo a su amigo, Matías y ordenó a varios sacerdotes. El nuevo obispo Matías de Kunwald reordenó a su consagrador, para convertirlo en un verdadero sacerdote de la Hermandad. Esto ocurrió en 1467 en el Sínodo de Lhotka, cerca de Reichenau dónde también se rebautizó a todos los presentes. La brecha con Romanistas y Utraquistas estaba completa y la Hermandad comenzó a ordenar su comunidad según el modelo de "la primitiva iglesia”. El gobierno centrado en un concilio presidido por un juez. Cuatro ancianos, o superiores, ejercían el poder episcopal. Los presbíteros no tenían propiedades y fueron animados al celibato. Se exigía la más estricta moralidad y modestia del creyente. Fue prohibido todo acto con apariencia de lujo; sólo se permitían los juramentos y el servicio militar en casos muy excepcionales. Los pecados públicos debían ser confesados públicamente, y eran castigados con multas eclesiásticas o expulsión. Un comité de mujeres vigilaba con severidad implacable la conducta de sus hermanas.
Una nueva persecución siguió rápidamente al sínodo de Lhotka. La Hermandad defendió su causa con copiosos escritos, pero en 1468 muchos de ellos fueron encarcelados y torturados, algunos fueron quemados en la hoguera. La muerte del gobernador Jorge von Podiebrad en 1471 trajo algún alivio. El Hermano Gregorio murió en 1473. Desde 1480 Lucas de Praga se convirtió en su líder. Gracias a él y a la tolerancia concedida a la Hermandad por el rey Ladislao II, ésta aumentó rápidamente en número. A finales del siglo quince había 400 comunidades. El intento del Papa Alexandro VI de reconvertir a la Hermandad (en 1499) se mostró inútil. Justo en este momento, unas rencillas internas en la "Unión de la Hermandad" llevaron a una nueva persecución. Los Amositas, llamados así por su líder, el Hermano Amos, acusaron las hermandades más moderadas de fomentar una oposición violenta al Gobierno en imitación a sus antepasados espirituales, los Taboritas. El rey Ladislao II emitió un decreto prohibiendo las reuniones de la Hermandad con la amenaza de graves sanciones. En muchos lugares, sin embargo, el decreto fue desoído y poderosos terratenientes continuaron protegiendo la Hermandad. Una vez más el rey acudió a medidas más apacibles. En 1507 invitó a los jefes de la Hermandad a encontrarse con los Utraquistas para dialogar en Praga. La Hermandad envió a unos compañeros toscos, iletrados, incapaces de dar la respuesta a las preguntas de los profesores. El rey consideró esto como un insulto y pidió suprimir todas las reuniones de los “Picardos", quemar todos sus libros y encarcelar a todos los recalcitrantes (1508).
La Hermandad comenzó a buscar la simpatía extranjera. Erasmo los felicitó por su conocimiento de la verdad, pero se negó a comprometerse con ellos más allá. Lutero objetó a su doctrina sobre la Eucaristía, a la práctica de rebautizar, y a la creencia en los siete sacramentos. El hermano Lucas respondió con una agudo escrito y, habiendo comprobado el bajo nivel de disciplina eclesial entre los luteranos de Wittenberg, cesó todos los esfuerzos de unión. Al mismo tiempo (1525) Lucas rechazó las doctrinas de Zwinglio que alguna Hermandad estaban intentando introducir. Tras la muerte de Lucas (1528) el gobierno de la Hermandad pasó a manos de hombres apegados a la teologia, entre los cuales el más notable fue John Augusta. Augusta volvió a abrir las negociaciones con Lutero y modificó su credo y así que ganó la aprobación del reformador, pero la unión de las dos iglesias fue de nuevo impedida por la baja disciplina moral de los luteranos en Bohemia y Moravia. Augusta abogaba por una disciplina eclesial más estricta, pero Lutero lo despidió, diciendo: "Sea usted el apóstol de los bohemios, yo seré el apóstol de los alemanes. Haga como manden las circunstancias, nosotros haremos el mismo aquí" (1542). Pronto los estados bohemios fueron llamados por Carlos V a unirse en su guerra contra la liga de Esmalcalda. Los Católicos y antiguos Utraquistas obedecieron, pero los protestantes bohemios, habiéndose reunido en casa del hermano Kostka, establecieron un gobierno provisional compuesto de ocho miembros, cuatro de los cuales pertenecían a la Hermandad, y nombraron un general para llevar a los rebeldes armados a Sajonia contra el emperador. La victoria de Carlos sobre los esmalcaldianos en Muhlberg (1547) no dejó a los rebeldes más elección que someterse a su rey, Fernando I. La Hermandad, que habían sido la cabeza instigadora de la rebelión, fue condenada ahora a la extinción. John Augusta y Jacob Bilek, fueron a prisión; las reuniones de la Hermandad fueron prohibidas en todo el reino; aquéllos que se negaron a someterse fueron desterrados. Muchos se refugiaron en Polonia y Prusia (1578); aquéllos que permanecieron en el país se unieron, al menos pro forma, al partido de los Utraquistas. A causa de la indulgencia de Maximiliano II y la propensión hacia los protestantes, la dieta Bohemia de 1575 redactó la “Confesión de fe Bohemia" en la que los principios de la Hermandad encontraron a expresión junto con los de los luteranos. Bajo Rodolfo II (1584) la persecución resurgió y duró con mayor o menor intensidad hasta 1609, cuando la Carta constitucional de Rodolfo II concedió el ejercicio libre de su religión a todos los protestantes. Pronto, sin embargo, el cese de la opresión externa hizo que la disensión interior apareciera entre los protestantes. Un consistorio, compuesto de luteranos y Hermanos, fue incapaz de mantener la paz y la unión entre los dos grupos. Fernando II, después de su victoria sobre los bohemios rebeldes en la Montaña blanca, cerca de Praga (1620), les ofreció la opción entre el Catolicismo y el destierro. Muchas hermandades emigraron a Hungría, pero un número mayor al norte de Polonia dónde se establecieron en Lissa . Hay incluso hasta el momento en ese distrito siete comunidades que se llaman Hermandad. En la Silesia prusiana hay también tres comunidades de la Hermandad que proclaman su descendencia de la antigua Hermandad Bohemia.
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